¡Holaa! Espero que os haya ido muy bien vuestra semana. Lo cierto es que estas últimas semanas me han pasado muy rápido y me lo he pasado genial. Casi no he estado en casa y por esto he ido dejando entradas preparadas anteriormente. Hoy casi se me olvida que me tenía pasar por aquí, ya que era domingo. Creo que he perdido la costumbre y también la noción del tiempo. Además estoy bastante emocionada por la experiencia que me espera durante esta semana. Ya es bastante tarde y no tengo mucho tiempo, así que, he pensado en compartir con vosotros y vosotras un pequeño fragmento escrito por mí hace algún tiempo. Es como el comienzo de una posible historia que anda dando vueltas por mi cabeza, pero no estoy muy segura de seguir escribiéndola. Me encantaría saber vuestra opinión respecto a la forma de narrar, sobre lo que entendéis con lo que cuento y todo lo que queráis. Sobre todo me gustaría saber qué es lo que da a entender, porque tengo claro que es lo que me gustaría que la gente viese cuando lo leyese, pero no estoy segura de conseguirlo con esas palabras:
Muevo los pies a gran
velocidad. Casi no piso el suelo. Por fin, al fondo del paisaje, veo todas las
respuestas. Tan solo tengo que mirar hacia delante y no detenerme. No parar de
correr. Y las respuestas ahí siguen, tan cerca y tan lejos al mismo tiempo.
Quiero estar lo suficientemente próxima a ellas para poder verlas y entenderlas.
Tan solo faltan tres
metros. ¿Qué son tres metros? ¡Llevo 16 años esperando! Puede que creas que
solo soy una cría, que trescientos sesenta y cinco días por dieciséis más
varios días de años bisiestos, más nueve meses de gestación, no son nada. Pero
siempre suelo pensar que el tiempo no tiene nada que ver con las horas. Es como
un libro. La cantidad de páginas depende de lo que ocurra en cada momento, no
de los segundos que corran en el reloj. Yo creo que me ha tocado un libro de
esos que dan mil vueltas para darte las respuestas, esos en los que te aburres
de tanta palabra sin sentido. Esos que sólo sigues leyendo para descubrir el
final. Y lo que me pasa es que quiero
saber, necesito saber. Ya casi estoy llegando, allí está el borde, el final del
recorrido.
Freno mis pasos.
Quiero ir despacio, como en las películas. Ese momento en el que el personaje
no dice nada, pero tú sabes que está pensando. No sabes el qué, pero te lo
imaginas. A lo mejor sólo se limita a dejar la mente en blanco, pero yo pienso.
Pienso en todo lo que ha pasado, en cómo he llegado hasta aquí, en qué pasaría
después. Pero eso por el momento no lo sabrás, no lo sabré. Alguien ha tirado
de mi brazo. Alguien me ha quitado las respuestas de golpe.
Muchas gracias por usar vuestro tiempo en leer mis palabras, espero que os haya gustado y que me escribais algún comentario.
¡Nos leemos la próxima semana!